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El MARCO CONCEPTUAL DE PLANIFICACIÓN DE LA AGENDA CENTROAMERICANA PARA EL SIGLO XXI muestra tres etapas: la preparación de los líderes por medio de diagnósticos de situación del tema a tratar y benchmarking de las mejores prácticas globales en cada tema; un proceso participativo en que, con el concurso de líderes clave del sector bajo análisis, se establecían directrices de acción; y una tercera en que las directrices se convertían en agendas de cambio, a las que se les daría seguimiento y control por parte de una junta ejecutiva regional.

Este marco fue aplicado a muchos temas, como fue la formulación de estrategias sectoriales en turismo, café con valor agregado, maquila textil y electrónica, así como para tratar temas del clima de negocios como infraestructura logística, atracción de inversiones, e integración aduanera entre muchos otros.

Este marco general sirvió para desplegar estrategias nacionales y regionales que generaron proyectos de gran impacto como el turismo sostenible en Costa Rica; el corredor logístico centroamericano, precursor del Plan Puebla-Panamá; la estrategia de atracción de inversiones de Costa Rica y Honduras; e incluso la paridad con NAFTA, que fue el precursor del Tratado de Libre Comercio con Centroamérica y República Dominicana.

Fueron muchos los académicos e investigadores que utilizaron esta metodología para elaborar y avanzar sus proyectos e incluso se llegó a formar un Consejo Centroamericano para la Agenda de Competitividad para el Siglo XXI, con representantes de INCAE, Harvard, cada uno de los gobiernos y sectores privados de la región, así como del Banco centroamericano para Integración Económica (BCIE).

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