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El MARCO CONCEPTUAL PARA REDUCIR LA VULNERABILIDAD ANTE CATÁSTROFES NATURALES fue originalmente desarrollado por Jeffrey D. Sachs, Felipe Larraín y Juan Carlos Barahona ante el enorme impacto que tuvo el huracán Mitch, que azotó la región entre finales de octubre y principios de noviembre de 1998 y causó enormes daños en Honduras y Nicaragua y daños significativos en El Salvador y Guatemala.

En el mismo momento en que el huracán azotaba la región, Stephan Schmidheiny creó un fondo especial para que equipos de CLACDS y Harvard pudieran dedicar tiempo, no tanto al manejo de la emergencia, como a pensar en cómo reducir impactos de eventos futuros y cómo impulsar una reconstrucción bien planeada y ejecutada, en el sentido de aprovechar la crisis para modernizar la economía y sus factores de producción. Este marco fue luego presentado y utilizado por aliados en catástrofes como la del huracán Katrina en New Orleans o el terremoto de Chile en 2010.

El marco propone que la región debe tener una fuerte agenda de largo plazo en temas de competitividad, sostenibilidad, infraestructura, cambio climático, política social para que sus sectores más vulnerables resistan mejor la presión de la globalización. Al mismo tiempo se requiere desplegar mejor infraestructura productiva y social que, además de estimular una mayor productividad, resista mejor los embates de la naturaleza por medio de políticas y parámetros para su desarrollo y construcción.

Aunque es indispensable que todos los sectores y estratos mejoren su resiliencia a los frecuentes eventos naturales que azotan la región, deben desarrollarse políticas específicas para proteger los factores clave del progreso social; la continuidad operativa de las micro, pequeñas y medianas empresas, recuperar la operación y exportaciones de los sectores productivos del país, y el mejor diseño y recuperación de la infraestructura, para que contribuyan a la resiliencia futura del país o ambiente afectado.

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